“Este es el momento para que la Iglesia Católica y el Papa pidan perdón”.

Así reza el documento en el que un millar de cristianos de base, como parte de la Iglesia Católica (IC), pidieron perdón a las víctimas, el pasado 3 de Septiembre en Bogotá, por la participación de su Iglesia a lo largo de décadas en el conflicto de Colombia que ha causado alrededor de 300.000 muertos en los últimos 50 años. En él se reclama que la Conferencia Episcopal pida perdón en un acto simbólico de carácter nacional, como ejemplo de reconciliación.

“Con sincero dolor -dicen-, pero también con la esperanza de que en nuestra Iglesia obre en este momento de gracia la fuerza evangélica de la “metanoia” o conversión profunda, PEDIMOS PERDÓN a Dios y a nuestras víctimas, no sin compartir el anhelo de un futuro más humano.”
Cuáles son los motivos por los que la Iglesia debe pedir perdón? Diversas investigaciones históricas han documentado actos y responsabilidades graves de la IC., que se pueden sintetizar en 7 pecados capitales:

I PECADO: COMPLICIDAD DE LA DIÓCESIS CASTRENSE. El compromiso de asistencia religiosa a las Fuerzas Militares y la Policía Nacional ha conducido a situaciones en que muchas víctimas, en especial campesinos y líderes o lideresas populares, que sufrieron las torturas de unidades militares, tuvieron que ver cómo la iglesia les dio la espalda y, en muchos casos, bendijo sin mayores reparos a quienes cometían los crímenes.

El escándalo de los mal llamados “falsos positivos”, con más de 5700 personas asesinadas, que fueron presentadas como muertas en combate, contó con la colaboración de obispos y sacerdotes, especialmente en Santander y Antioquia que, amparándose en el “deber de asesorar espiritualmente al ejército”, apoyaron la actuación de las organizaciones paramilitares.

II PECADO: PERSECUCIÓN IDEOLÓGICA A LIBERALES. Colombia vivió una cruenta violencia política contra seguidores del partido liberal entre 1899 y 1902. Se habla de cerca de cien mil muertos. En esa época, la IC. tomó partido abiertamente, incitando a ser “buenos hijos de la Iglesia, siendo antiliberales”. Sacerdotes y obispos, como el navarro Mons. Ezequiel Moreno promovieron la violencia en el país, porque, según ellos, el liberalismo era pecado. “Harían bien los católicos en coger también los fusiles”, proclamaba Monseñor Moreno quien, sin embargo, fue canonizado por Juan Pablo II, en Octubre de 1992, como el santo del 5º Centenario de la conquista de América.

 

III PECADO: PERSECUCION A COMUNISTAS. Los comunistas también fueron perseguidos y condenados por la IC. Muchas personas fueron excomulgadas en todo el mundo por pertenecer a esa ideología. "El comunismo es "intrínsecamente perverso", afirmaba Pio XII en 1949. Pocos años después, en 1956, en Colombia se promulgó un Decreto en el que se ordenaba sancionar y negar los sacramentos a todo aquel que se considerara comunista.

Aun recientemente, en 1994, la Conferencia Episcopal colombiana publicaba un “Manifiesto de Lucha Anticomunista” asegurando que “...las ideas comunistas son esencialmente materialistas y antirreligiosas y todos saben de sobra que la táctica internacional comunista ha sido siempre la del engaño y la falsía”.

IV PECADO: COLABORACION CON EL PARAMILITARISMO. En el año 2016 se conoció un informe de la Pacific School of Religion,  Univ de Berkeley, California, en el que se documentan los casos de, por lo menos, 21 obispos y sacerdotes católicos que mantenían vínculos con el paramilitarismo y que habían apoyado o justificado sus crímenes en varias regiones del país.

Famoso es el caso del grupo paramilitar “Doce Apóstoles”, que ejerció funciones de “limpieza social” en 1993-1994, y que asesinó a más de 30 personas entre campesinos, comerciantes, prostitutas…,etc. Vinculado a ese grupo se encuentra Santiago Uribe, hermano del ex presidente Álvaro Uribe.

También es famoso el caso del párroco de la iglesia de “Las Mercedes” de Yarumal (Antioquia), Óscar Javier Palacio, que ocultaba en su parroquia municiones para entregarlas al grupo paramilitar, a la vez que proporcionaba información al ejército, a terratenientes y comerciantes implicados en el paramilitarismo y realizaba los señalamientos de personas a asesinar. Él mismo ha reconocido que “su actuar estaba enfocado en un deber como asesor espiritual del ejército de la zona y también por sus convicciones anticomunistas”.

V PECADO: IMPOSICION DEL CATOLICISMO A LOS PUEBLOS INDÍGENAS. Es de todos conocidos que la evangelización de los pueblos indígenas se hizo de manera impositiva, no como testimonio de vida. Tanto la Conquista como la Colonización consiguiente evidenciaron una estrecha relación entre la Cruz y la espada. El propio Papa Francisco, en 2015, durante un encuentro con comunidades indígenas de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia),  pidió perdón por “los daños causados en el proceso de evangelización”, durante la conquista.

En Colombia, el caso de Gonzalo Jiménez de Quesada es recordado por los innumerables asesinatos cometidos bajo su mandato contra aborígenes, para poder arrebatarles el oro. Lo incomprensible es que sus restos se cobijan aun hoy en la Catedral Primada de Bogotá. Por ello muchos católicos le piden a la Archidiócesis de Bogotá que saque de esa Catedral los restos de Jiménez de Quesada, como un símbolo de pedir perdón a las víctimas.

VI PECADO: DEUDA CON LAS MUJERES DE UNA IGLESIA MACHISTA. La deuda que tiene la iglesia con las mujeres data de muchos siglos atrás, y tiene que ver con la negación de derechos y la injerencia que la Iglesia Católica ha hecho durante toda su historia en las vidas y en los cuerpos de las mujeres. Esa deuda histórica no ha sido saldada, por lo que el Movimiento de Mujeres reclama que la Iglesia pida perdón por tantos años de sometimiento y subvaloración del papel de las mujeres.

VII PECADO: PEDERASTIA. Obviamente no es exclusivo de Colombia, pero también existe, y es un escándalo. Aunque en la Fiscalía se investiga un gran número de casos, que son celosamente silenciados por el Episcopado, sólo 5 sacerdotes han sido condenados por abusos sexuales contra menores.

El citado documento concluye con una interpelación a todos los cristianos, que reza así: “En una coyuntura en la que la reconciliación se convierte en paradigma para el cambio, resulta imprescindible que la iglesia Católica asuma sus pecados y sea capaz de construir reconciliación a partir del perdón y la reparación integral. ¡Queda abierta la responsabilidad de asumirlo por parte de la jerarquía pero también de los y las creyentes!”.

Haciéndonos eco de esa interpelación, en la comunidad de Stº. Tomás de Aquino nos planteamos hoy:

a) ¿Tenemos motivos para pedir perdón como parte de la Iglesia por las acciones u omisiones, silencios o complicidades de la IC, que han podido provocar víctimas, físicas o civiles, en nuestro país?

b) Si la respuesta es positiva, ¿qué iniciativas de reparación podemos sugerir?